jueves, 27 de diciembre de 2012

POEMA IV – VEN Y QUÉDATE. AKASHA VALENTINE.

John William Waterhouse. Fotografía: Wikipedia.  


POEMA IV – VEN Y QUÉDATE. AKASHA VALENTINE.

Es un sueño, ¿verdad? Tu mano no esta ahí y lo único que creo ver es una representación fantástica de tu persona mientras permanezco en un estado de semi inconsciencia alimentando mis emociones con falsas esperanzas, pero aún así prefiero aferrarme a ellas con todo mi ser antes que no tener nada en lo que creer. Quiero sentir tu mirada sobre mi espalda, ignorar esa expresión de desasosiego que irrumpe tu calma y te provoca cierta inquietud cuando el silencio ronda nuestras almas. Qué frágiles y quebradizas resultan ser las impresiones que alteran nuestro estado de ánimo sin previo aviso, instalándose en nuestras vidas y viviendo en nuestros corazones de forma pasajera hasta que el tiempo las consume o nos olvidamos de ellas.

A veces tengo la impresión de que nuestro amor es como un pacto sin compromiso, carente de obligaciones morales que deben de ser sometidas a una vigilancia constante por ambas partes. Somos útiles sin uso, moldes resquebrajados y vacíos sin forma alguna cuyo deseo es convertirse en un objeto útil para las manos de quien más nos importa. Pero por alguna extraña razón que desconozco siempre encontramos la excusa perfecta para no tener que enredar nuestros dedos de forma permanente y al final del día sentimos la fría soledad agolpada sobre nuestros cuerpos desnudos, impidiéndonos alcanzar esas sensaciones que sólo se pueden hallar cuando dos personas que se aman se funden para convertirse en una sola y entre jadeos y susurros se confiesan lo mucho que se aman.

Envidio al amor por ser un sentimiento tan intenso que me derrota y me doblega a su voluntad aún cuando yo me niego a ser sometida. Odio esa constante necesidad que me provoca aún cuando tú estás a mi lado y no dentro de mí, esa necesidad que me crea resulta ser asfixiante e incluso diría que aniquiladora, es como sentir a la muerte de forma consciente sin poder decir o hacer nada para evitarla. Te hunde en un dolor tan penetrante que resulta ser hasta aplastante y lo único que logras con ello es abrir la boca para tomar aire o pedir ayuda, pero no puedes mediar palabra alguna pues tu lengua se vuelve un músculo inmóvil y tus palabras sonidos incomprensibles que nadie entiende. Tragas la tierra que previamente has embarrado con tus lágrimas, te ahogas sin poder pedir ayuda, y aún así sigues estando controlado por un sentimiento irracional que doblega a tu espíritu a la voluntad de quien has elegido.

A pesar de ser consciente de todo esto quiero seguir estando a tu lado, amándote sin descanso hasta lograr quebrar mis huesos en miles de pedazos irrecuperables. Deseo servirte, sin importar el tiempo que tenga que permanecer acatando tus ordenes y deseos, hasta el día en que me muera. Ven y quédate un segundo más, durante este breve período de tiempo pactaré con tu corazón sueños que aún están por llegar y promesas que fabricar. Te seguiré donde quiera que vayas sin decir o hacer nada que te moleste o te avergüence. Seré como un perro fiel, un leal sierva ansiosa por cumplir los sueños de su amo, pues a fin de cuentas tú te has convertido en una parte tan importante de mi vida que no concibo un mundo sin ti. Por eso odio ser quien soy y a la vez me aterra ser de otra manera. El amor no es el sentimiento que todo el mundo cree que es, pues al fin y al cabo lo único que desea es ser complacido cada instante mientras desgastamos nuestras propias vidas en busca de una felicidad eterna destinada a unos pocos afortunados.

-FIN-



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