martes, 10 de julio de 2012

POEMA II – VIVE EN MÍ. AKASHA VALENTINE.


 Johann Heinrich Füssli. Fotografía: Pinterest

POEMA II – VIVE EN MÍ. AKASHA VALENTINE.

No tengas prisa en descubrir el sol de una nueva mañana, cierra los ojos y deja que mis palabras te suman en un sueño del que no quieras despertar jamás. Me gustaría pensar que soy el único dueño de tu tiempo, pero sé que no es verdad, y que con la llegada de un nuevo día tendrás que decirme adiós de forma apresurada, y yo me veré automáticamente obligado a recoger los pedazos de recuerdos que se han quedado dispersos en está habitación llena momentos felices que no deseo olvidar durante algún tiempo. Cuando te miro directamente a los ojos me doy cuenta de que el amor puede adquirir muchas formas, pero la única persona que de verdad hace tambalear mi mundo eres tú. Con una sonrisa, una caricia o simple beso descubro el verdadero significado del afecto, de lo que significa estar unido para siempre a la persona amada. En ti he encontrado un mundo lleno de posibilidades, una faceta que desconocía de mi propia persona, en definitiva, tú has logrado que yo pueda encontrar a mi verdadero ser con tu simple presencia.


Cariño, sé que habrá batallas que afrontar, luchas que nos harán dudar de nuestro amor y gestos o palabras que nos marcaran y posiblemente dejaran huella en nuestros corazones, pero sé que te amo demasiado como para dejarte escapar, así que te retendré con una mirada, o quizás con algún gesto que te haga darte cuenta de que en el fondo somos dos almas destinadas a estar juntas para toda la eternidad. Siempre que tu recuerdo me viene a mi memoria me quedo extasiado, embelesado intentando encontrar el punto exacto entre la cordura y la locura. Me odiarás muchas veces por emplear palabras que te disgustan, por abrir heridas que aún no han sanado y puede que también por hacerte derramar lágrimas que te atan a mi persona como si de cadenas se tratasen. Pero sabes que nada de eso importará cuando la luz desaparezca y nuestros cuerpos desnudos queden envueltos en la más oscura nocturnidad. No tengas prisa en desaparecer de este efímero sueño que te regalo cada noche de mi vida, puede que algún día alguno de los dos no estemos aquí y solamente tengamos estas palabras para recordarnos que un día nos amamos de verdad.

-FIN-



NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2013 ©. La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.

lunes, 9 de julio de 2012

POEMA I - BELLA LOCURA. AKASHA VALENTINE.


Johann Heinrich Füssli. Fotografía: Wikipedia. 

POEMA I - BELLA LOCURA. AKASHA VALENTINE.

Locura ¿sigue ahí, verdad? Privándome de mi propio juicio, ahogando a mi razón en un mar de recuerdos devastados y rotos, cuyos escombros se alzan como si fueran brazos intentando salir a flote. Sin tiempo, sin espacio para respirar, confundo el día con la noche, sin saber a donde ir, o qué camino debo tomar para encontrar a la niña que fui y que un día sin previo aviso dejé de ser. Me siento abatida, desganada por la incertidumbre, sumida en un duelo eterno que me abrasa por dentro hasta hacerme enloquecer de nuevo. Silenciada por mis propios gritos, enmudezco de temor, intentando adivinar si lo que veo con mis propios ojos es una realidad o más bien una ilusión causada por esta mente enajenada que intenta desesperadamente no sucumbir al dolor que le producen sus propias alucinaciones. Quisiera hablar en mi defensa, ahogar este orgullo que me llena de rabia por dentro, mientras lentamente desaparezco bañada por un mar de recuerdos no ilusorios en los que mi propia felicidad no se ve empañada por este mal que me acompaña en mi día a día como si de una pesada carga se tratara.


¿Existen realmente los sueños? Sí es así yo quiero que Dios me conceda el mío. Pues lo único que le pediría sería que me arropase con sus manos y me meciese hasta quedarme profundamente dormida, sin extrañas visiones, sin oscuridad, ni tinieblas acechándome en cada esquina, sin demonios a los que mirar directamente a los ojos para después acabar derrumbada en una habitación llena de fotografías cuyos rostros me resultan familiares pero no alcanzo a relacionar con mi pasado, presente o futuro. Afortunados son aquellos que son capaces de cerrar los ojos e imaginar mundos mejores. Sin embargo, las personas que son como yo, lo único que podemos hacer es enterrar cada día de nuestras miserables vidas una parte de nuestra propia existencia, pues la locura nos impide volver la vista atrás y recuperar una parte de aquello que fuimos y no volveremos a ser. No importa cuánto nos gustase algún gesto, frase o caricia, en nuestra despreciable subsistencia todo tiende a desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, como si no tuviésemos derecho alguno a ser felices. Siempre a merced de nuestros desvaríos, sentimos como nuestro propio intelecto se arrodilla ante la evidencia de descubrir que nunca seremos libres para escoger nuestro propio camino.


¿Qué va ser de mí? Me pregunto sin cesar cuando la lucidez ilumina brevemente este sendero cargado de tinieblas. ¿Qué me va a ocurrir cuando la locura gobierne con mano firme a mi cerebro y ya no sea capaz de escapar a mi propio destino? ¿Temblaré? ¿Lloraré? ¿Gritaré? O simplemente me quedaré callada, impasible, aceptando un destino que nunca quise pero que de buen grado admití como mío. Ardiente y doloroso, así es como será el dolor que se grabe a fuego en mi corazón, olvidaré los sueños que un día siendo niña imaginé, dormiré pensando que no existe un mañana mejor, y encerraré a mi lucidez en una cárcel con barrotes irrompibles, engullida por la tenebrosa oscuridad, donde mi alma morará en un estado letárgico encadenado por una tristeza eterna y unas palabras sin sonido alguno que le ayuden a pedir socorro. Lo único que me consuela es saber que aunque el mundo me dé la espalada ella nunca me abandonará, porque forma parte de mí, porque es la causante de todos mis problemas y a la vez es una vieja amiga de la que no te puedes desprender. Mi bella locura, tan hermosa que me duele incluso mirarla, tan temida que tengo miedo de reprocharla, tan fiel que no me deja ni a sol ni a sombra. Así es mi vida desde que tengo consciencia y supe de su existencia.   

-FIN-



NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2013 ©. La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.