Johann
Heinrich Füssli. Fotografía: Wikipedia.
|
POEMA
I - BELLA LOCURA. AKASHA VALENTINE.
Locura ¿sigue ahí, verdad? Privándome de mi propio juicio, ahogando a mi razón en un mar de recuerdos devastados y rotos, cuyos escombros se alzan como si fueran brazos intentando salir a flote. Sin tiempo, sin espacio para respirar, confundo el día con la noche, sin saber a donde ir, o qué camino debo tomar para encontrar a la niña que fui y que un día sin previo aviso dejé de ser. Me siento abatida, desganada por la incertidumbre, sumida en un duelo eterno que me abrasa por dentro hasta hacerme enloquecer de nuevo. Silenciada por mis propios gritos, enmudezco de temor, intentando adivinar si lo que veo con mis propios ojos es una realidad o más bien una ilusión causada por esta mente enajenada que intenta desesperadamente no sucumbir al dolor que le producen sus propias alucinaciones. Quisiera hablar en mi defensa, ahogar este orgullo que me llena de rabia por dentro, mientras lentamente desaparezco bañada por un mar de recuerdos no ilusorios en los que mi propia felicidad no se ve empañada por este mal que me acompaña en mi día a día como si de una pesada carga se tratara.
¿Existen
realmente los sueños? Sí es así yo quiero que Dios me conceda el
mío. Pues lo único que le pediría sería que me arropase con sus
manos y me meciese hasta quedarme profundamente dormida, sin extrañas
visiones, sin oscuridad, ni tinieblas acechándome en cada esquina,
sin demonios a los que mirar directamente a los ojos para después
acabar derrumbada en una habitación llena de fotografías cuyos
rostros me resultan familiares pero no alcanzo a relacionar con mi
pasado, presente o futuro. Afortunados son aquellos que son capaces
de cerrar los ojos e imaginar mundos mejores. Sin embargo, las
personas que son como yo, lo único que podemos hacer es enterrar
cada día de nuestras miserables vidas una parte de nuestra propia
existencia, pues la locura nos impide volver la vista atrás y
recuperar una parte de aquello que fuimos y no volveremos a ser. No
importa cuánto nos gustase algún gesto, frase o caricia, en nuestra
despreciable subsistencia todo tiende a desaparecer en un abrir y
cerrar de ojos, como si no tuviésemos derecho alguno a ser felices.
Siempre a merced de nuestros desvaríos, sentimos como nuestro propio
intelecto se arrodilla ante la evidencia de descubrir que nunca
seremos libres para escoger nuestro propio camino.
¿Qué
va ser de mí? Me pregunto sin cesar cuando la lucidez ilumina
brevemente este sendero cargado de tinieblas. ¿Qué me va a ocurrir
cuando la locura gobierne con mano firme a mi cerebro y ya no sea
capaz de escapar a mi propio destino? ¿Temblaré? ¿Lloraré?
¿Gritaré? O simplemente me quedaré callada, impasible, aceptando
un destino que nunca quise pero que de buen grado admití como mío.
Ardiente y doloroso, así es como será el dolor que se grabe a fuego
en mi corazón, olvidaré los sueños que un día siendo niña
imaginé, dormiré pensando que no existe un mañana mejor, y
encerraré a mi lucidez en una cárcel con barrotes irrompibles,
engullida por la tenebrosa oscuridad, donde mi alma morará en un
estado letárgico encadenado por una tristeza eterna y unas palabras
sin sonido alguno que le ayuden a pedir socorro. Lo único que me
consuela es saber que aunque el mundo me dé la espalada ella nunca
me abandonará, porque forma parte de mí, porque es la causante de
todos mis problemas y a la vez es una vieja amiga de la que no te
puedes desprender. Mi bella locura, tan hermosa que me duele incluso
mirarla, tan temida que tengo miedo de reprocharla, tan fiel que no
me deja ni a sol ni a sombra. Así es mi vida desde que tengo
consciencia y supe de su existencia.
-FIN-
Akasha
Valentine: http:// www.akashavalentine.com
NOTA
LEGAL: Akasha Valentine 2013 ©. La autora es propietaria de esta
obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en
otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que
cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté
citada la fuente y la autoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario