miércoles, 2 de enero de 2013

POEMA V – INQUIETUDES PARA EL ALMA. AKASHA VALENTINE.


John William Waterhouse . Fotografía: Wikipedia

POEMA VINQUIETUDES PARA EL ALMA. AKASHA VALENTINE.


Temo que mis pequeños dedos no sean lo suficientemente extensos como para abarcar la longitud de tu brazo y así retenerte entre ellos el mayor tiempo posible. Mis palabras, ahora ahogadas por el llanto, se anclan a las paredes de mi garganta y entre balbuceos ilegibles intento emitir sonido alguno con el que pueda pronunciar tu nombre. Son mis inseguridades las que hablan por mí, mis desbocadas emociones las que te obligan a sujetarme con firmeza, mientras pienso lo inútil que de debo de parecerte. Dar lo mejor de uno mismo por la persona a quien se ama muchas veces resulta ser insuficiente, por eso cuando me alientas con tus palabras de apoyo me siento invencible, y mi corazón se llena de una sensación llamada paz. Deseo fijar el tiempo en esta habitación, enmarcar tu silueta para contemplarla cuando ya no estés aquí, para no añorarte cuando los recuerdos embriaguen a mi mente y tus palabras parezcan más lejanas que de costumbre.


Le pediré a mi mente que fije en la pared de su memoria tu cálida sonrisa, para que cuando llegue el día de mañana y te vea partir lejos de aquí no me sienta inseguro a la hora de sentir a la fría mano de la soledad surcar con premura las yemas de mis dedos y entrelazar con ellos su propia palma. Saber que nunca más podré volverte a oír decirme “bienvenido a casa” acongoja a mi ser y me debilita como persona. Perdóname, yo mejor que nadie sé cuanto daño pueden hacer las palabras, pero si no las expreso aquí y ahora estoy seguro de que dejarán de ser valiosas para ti y para mí, así que permíteme expresarlas de forma apresurada aunque nos hieran y en algunas ocasiones alteren nuestras emociones hasta hacernos llorar. Ahora que nuestros ojos miran fijamente en la misma dirección puedo confesarte todo aquello que nunca me atreví a decir por miedo a ser rechazado o abandonado por tu ser.


Podría darte las gracias una y mil veces pero serían escasas las palabras de agradecimiento, dedicarte una vida entera a pagar mi deuda con tu persona resultaría ser insuficiente, así que dime: ¿qué debería hacer? Tú, que nunca me pediste nada a cambio, me salvaste de mí mismo sin reprochármelo nunca a la cara. Si puedo mirar al futuro con la cabeza bien alta es gracias a ti, y por eso hoy busco más que nunca ese regalo de despedida que quiero que te acompañe hasta al final de tus días para que nunca me olvides. Aunque puede que para el mundo no sea apropiado o pueda resultar desagradecido quiero que me prometas que serás siempre feliz siendo tú misma, la mujer de la que un día me enamoré. Ve con él, vive tu vida, que yo seguiré estando aquí para cuando necesites un hombro sobre el que llorar o un punto de apoyo con el alcanzar tus sueños y metas. Gracias por haber llegado a mi vida y por seguir en ella como hasta ahora a pesar de todos mis defectos y debilidades.


-FIN-




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