miércoles, 8 de abril de 2015

POEMA XVIII- AMOR. AKASHA VALENTINE

Gustav Klimt. Fotografía: Wikipedia.  

POEMA XVIII- AMOR. AKASHA VALENTINE

Debí decir en aquel entonces lo que ahora sé que no debí guardar en mi corazón mientras nuestros humedecidos labios aún se tocaban y tu lengua y la mía permanecían unidas y a su vez enredadas en un beso al que no habría ofrecido ni un sólo segundo para tomarse un respiro. De haber intuido que en el mismo instante en el que tu boca dejase de tocar a la mía todo llegaría a un punto y final me habría negado a dejarte ir, a pesar de lo que dijeses o hicieses por escapar de mi mano enredada a tu muñeca y mi brazo a tu cintura, no te habría permitido dejarte marchar. No sin antes decirte que este sueño al que con tanto anhelo me aferro no deseo que llegue a su final, que aunque a ojos de quien nos mire esta relación parezca un idilio efímero yo te juro, mi amor, que lo haría por ti eterno, y los momentos fugaces los atesoraría como imperecederos, expuestos en diminutas botellas de cristal que colgaría de tu cuello a modo de collar. Mientras nuestros labios aún se tocasen bajo un sol de verano o una nieve de invierno yo podría seguir creyendo que cuando te enamoras de la persona adecuada nada más importa, porque lo que verdaderamente merece la pena lo tienes delante de tus ojos, y es ahí donde yo te quiero encontrar. Dime amor, si ese hombre al que dices pertenecer te ama como yo te amo. Si es así entonces yo me rendiré, si de verdad te quiere como mereces ser amada desistiré y abandonaré esta batalla ya perdida, pero si él duda, aunque sólo sea durante una milésima de segundo, entonces no tendré la menor duda de que no te quiere a su lado y por el contrario mía has de ser. No quisiera que nadie me arrebatase mi tiempo junto a ti, porque temo que si dejo de contemplarte te habrás de ir.


Olvida y descuida, que yo olvidaré, las palabras que preceden al adiós. Aún te sigo sosteniendo entre mis brazos, y es aquí donde las horas han de dejar de ser contadas. Haría lo que fuera necesario por ayudarte a olvidar que tienes una obligación con ese hombre de cuyo nombre ya ni me acuerdo y cuyo rostro jamás querré contemplar. No me dejes con las palabras aún en la boca y eches a correr con tus pies alzados en tus zapatos de tacón, recuerda que la cama que compartimos aún tiene el suave aroma de tu perfume adherido a las sábanas y la añoranza de nuestro calor corporal. Hablas y callas, la confusión llena tu boca de palabras, que hará callar con besos que inundarán tu garganta. No más lágrimas, amor, el tiempo es breve, demasiado corto y limitado para seguir creyendo que una vida basta para dar lo mejor de nosotros mismos en esta lacónica relación.



NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2015 ©. La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.  

jueves, 2 de abril de 2015

POEMA XVII- LO SÉ DE AKASHA VALENTINE.

Élisabeth Louise Vigée Le Brun. Fotografía: Wikipedia.  

POEMA XVII – LO SÉ. AKASHA VALENTINE.


Di algo, aunque creas que no tienes nada que decir, habla por los dos y rellena este espacio vacío donde ahora el silencio lo llena todo; quiero poder oírte sólo a ti para así prestar atención y escuchar tus palabras como merecen ser oídas. Pero si dudas, o crees que no tienes nada que contarme, dejaré a un lado todas las emociones que sentí por ti y las olvidaré, por supuesto que lo haré, en viejos cajones donde el tiempo las convertirá en objetos inservibles de los que tarde o temprano querrás deshacerte. No quiero ser la primera en decirte lo que para ambos ya es demasiado obvio, nos estamos perdiendo el uno al otro, lo sé, y quizás porque soy consciente de que lo sabes, quiero que hagas algo para remediarlo. El silencio que guardas no nos ayuda, y mis lágrimas empeoran la situación, así que dime tú: ¿qué podemos hacer? Todo cuanto hemos intentando sólo ha servido para alcanzar el fracaso. No quisiera tener que admitir esta amarga derrota, pero mi lengua ya está seca y mis músculos derrotados; quiero oírte pero no dices nada para que me sienta mejor, tal vez sea el momento de cerrar esta etapa de mi vida para siempre y dejar sanar de una vez por todas las nuevas heridas que han dañado mi corazón y que con el tiempo cicatrizarán y no volverán a dolerme nunca más.


Te deseo lo mejor, ojalá no tuviese que ser así, pero ya tengo las maletas llenas, el corazón roto, y mis muñecas ya no están sujetas a los grilletes del ayer, así que ha llegado el momento de besar por última vez tus cálidas mejillas, torpemente pero de manera amable, para que no olvides el temblor de mis labios, la forma en la que mi aroma logró pegarse a tu piel y que en un breve instante desaparecerá como si nunca antes hubiese estado junto a ti para endulzar tu alma. Sé feliz, quiero oírte decir, pero por favor, no te quedes ahí callado, con la mirada perdida y la vista puesta en el horizonte, con tu copa de vino en la mano, con el sabor de otros labios en tu boca. Aunque quisiera que supieras que te sigo queriendo a pesar de tus errores no te molestas en dirigirme la mirada, y así lo único que logras es que yo me quede helada, con las manos agotadas por zarandearte entre mis brazos para explicarte que si me voy ya no volveré para estar junto a ti nunca más, que te estoy abandonando porque ya no puedo seguir soportando tu indiferencia, que te amé como nadie te podría amar jamás. Pero ya es demasiado tarde para ti y para mí, este orgullo que te ciega no te hará nunca ningún bien, pero eso a mí ya no debe importarme, te dije lo que nunca quise llegar a pronunciar, así que por mí todo está bien, hemos puesto punto y final a esta situación de una vez por todas. Quería que supieras que te estoy abandonando, porque ni tan siquiera eres capaz de desviar tus ojos para darte cuenta de que ya no estoy a tu lado para susurrarte al oído que aún te sigo amando a pesar de que los años ya se que cuentan por decenas y los días por años.





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