Eliseo Sala.
Fotografía: Wikipedia.
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POEMA XI – HORAS. AKASHA VALENTINE.
Una
pisada da paso a una huella, y así se empieza una carrera hacia el
futuro, ese tiempo al que tanto tememos, pues inseguros nos movemos
cuando nos hablan del mañana, pues aún tenemos el presente reciente
en la memoria y el pasado aún fresco en los recuerdos. Yo sé que a
veces camino por la cuerda floja que dibujan las baldosas en el
suelo, imagino que caigo sin llegar a tocar la superficie, o que me
tambaleo cuando el viento me toca, pero sigo andando, pues si me
detengo en este momento creo que habré perdido algo demasiado
valioso como para poder recuperarlo de nuevo. Con la primera pisada
que di sentí el miedo danzar a mi alrededor, subir y bajar por mis
piernas, sacudir mis brazos y darme vueltas en la cabeza, pero pude
dejarlo atrás y seguir adelante. Con la segunda pisada la
incertidumbre llegó a mi vida, sin previo aviso, como un invitado al
que uno no espera. La recibí, pues no la iba dejar en el umbral de
mi puerta, y a los tres días la dejé marchar, pues ya me había
cansado de oírle hablar siempre de lo mismo y ya no le prestaba la
atención suficiente como para que mereciese la pena tenerla cerca de
mí. Con la tercera pisada llegó la duda, qué mala consejera, pues
en las noches solía quedarse a dormir debajo de mi almohada y hasta
bien entrada la mañana no se marchaba, y yo cansada me movía
insegura sin saber si lo que hacía era realmente lo que yo quería.
La indecisión me siguió durante muchas pisadas, siempre pegada a
mis talones, y aunque corriese con todas mis fuerzas se agarraba a mi
sombra con su garras y ni a ella ni a mi nos soltaba, hasta que un
día recibí mi primera recompensa: debilitada por haber perdido la
batalla se quedó agazapada en una esquina oscura y nunca más volví
a saber de ella. Seguí mi camino, como se esperaba que hiciera, y
fue entonces cuando oí las voces de la malicia y los celos, malos
compañeros de viaje y mucho peores de amigos, pero ahí están, sé
que nunca me podré deshacer de ellos, porque no provienen de mi
mente sino de la boca de otros que hablan a mis espaldas o me juzgan
sin tan siquiera intentar conocerme. Y así, paso a paso, llegamos al
día, a ese momento en que todo se convierte en algo especial, pues
lo que se crea ahora no será igual que lo que vendrá mañana y con
este pensamiento sigo adelante, sin añorar el ayer, sin preocuparme
por lo que aún esta por llegar. Con una sonrisa en los labios, con
el corazón repleto de emociones, con la cabeza sobre los hombros y
los pies bien pegados al suelo, para no perderme en el camino, para
poder seguir enfrentándome a las nuevas experiencias que aún no sé
ni cuando llegaran.
-FIN-
Akasha
Valentine: http:// www.akashavalentine.com
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