viernes, 3 de enero de 2014

POEMA XI- HORAS. AKASHA VALENTINE.

Eliseo Sala. Fotografía: Wikipedia.  

POEMA XI – HORAS. AKASHA VALENTINE.


Una pisada da paso a una huella, y así se empieza una carrera hacia el futuro, ese tiempo al que tanto tememos, pues inseguros nos movemos cuando nos hablan del mañana, pues aún tenemos el presente reciente en la memoria y el pasado aún fresco en los recuerdos. Yo sé que a veces camino por la cuerda floja que dibujan las baldosas en el suelo, imagino que caigo sin llegar a tocar la superficie, o que me tambaleo cuando el viento me toca, pero sigo andando, pues si me detengo en este momento creo que habré perdido algo demasiado valioso como para poder recuperarlo de nuevo. Con la primera pisada que di sentí el miedo danzar a mi alrededor, subir y bajar por mis piernas, sacudir mis brazos y darme vueltas en la cabeza, pero pude dejarlo atrás y seguir adelante. Con la segunda pisada la incertidumbre llegó a mi vida, sin previo aviso, como un invitado al que uno no espera. La recibí, pues no la iba dejar en el umbral de mi puerta, y a los tres días la dejé marchar, pues ya me había cansado de oírle hablar siempre de lo mismo y ya no le prestaba la atención suficiente como para que mereciese la pena tenerla cerca de mí. Con la tercera pisada llegó la duda, qué mala consejera, pues en las noches solía quedarse a dormir debajo de mi almohada y hasta bien entrada la mañana no se marchaba, y yo cansada me movía insegura sin saber si lo que hacía era realmente lo que yo quería. La indecisión me siguió durante muchas pisadas, siempre pegada a mis talones, y aunque corriese con todas mis fuerzas se agarraba a mi sombra con su garras y ni a ella ni a mi nos soltaba, hasta que un día recibí mi primera recompensa: debilitada por haber perdido la batalla se quedó agazapada en una esquina oscura y nunca más volví a saber de ella. Seguí mi camino, como se esperaba que hiciera, y fue entonces cuando oí las voces de la malicia y los celos, malos compañeros de viaje y mucho peores de amigos, pero ahí están, sé que nunca me podré deshacer de ellos, porque no provienen de mi mente sino de la boca de otros que hablan a mis espaldas o me juzgan sin tan siquiera intentar conocerme. Y así, paso a paso, llegamos al día, a ese momento en que todo se convierte en algo especial, pues lo que se crea ahora no será igual que lo que vendrá mañana y con este pensamiento sigo adelante, sin añorar el ayer, sin preocuparme por lo que aún esta por llegar. Con una sonrisa en los labios, con el corazón repleto de emociones, con la cabeza sobre los hombros y los pies bien pegados al suelo, para no perderme en el camino, para poder seguir enfrentándome a las nuevas experiencias que aún no sé ni cuando llegaran.

-FIN-

Akasha Valentine: http:// www.akashavalentine.com

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