Jacques-Louis David.
Fotografía: Wikipedia.
|
POEMA XVI – MERECIÓ LA PENA. AKASHA VALENTINE.
Amiga
mía, mi más preciado tesoro, más valiosa que el oro, más
resplandeciente que un cielo nocturno, no hay un solo día en el que
no bendiga tu amistad, pues lejos quedaron los días de oscuridad, y
al tiempo a quien en épocas pasadas lo vi como el más vil de mis
enemigos, ahora lo acojo con benevolencia entre mis manos, y meciendo
a las agujas paso las horas entreteniendo a los segundos y rogándole
de vez en cuando que sea clemente y no se vuelva en mi contra, ni
vuele cuando en mi memoria te rememore. Vacías quedarán las
múltiples estancias de esta casa, a la que el adiós ya le ha puesto
el nombre de olvido, más no quisiera importunar tus pensamientos,
así que me quedaré a unos metros de tu espalda, con mi hombro
apoyado sobre el umbral de la puerta, viendo tu alma brillar de
manera más intensa que los rayos del Sol. Si hoy vivo gozoso de una
libertad que el miedo me arrebató fue gracias a ti, por tus
palabras, que con una fuerza y vibrante energía lograron disipar los
oscuros cielos bajo los que yo vivía sin poder ver la luz de la
verdad. No te muevas todavía, y si lo haces ladea tu cabeza de
manera lenta, pues yo quisiera grabar en mi memoria cada uno de tus
movimientos para idealizarte cuando ya no estés, para recordarte tal
y como eras, con tus escasos defectos y tus múltiples virtudes. Tan
preciada y tan querida para mí eres que hasta temo que con la
torpeza de mis palabras pueda dañarte, herirte o de alguna forma
romperte para siempre. Quédate tranquila, compañera, iré hasta
donde tú estás para sentarme a tu lado antes de que tus labios se
muevan y añoren el tacto de mis palabras siendo llevadas por el
viento para tocarte con ellas y dibujar así en tus mejillas el rubor
de un tono rojizo. No malgastemos ni un segundo más en perdernos en
conversaciones banales, corto es el tiempo que ya nos queda, y tú,
mi luz, irás a un lugar mejor, donde la felicidad, los sueños, las
esperanzas que con tanto esfuerzo labraste y sembraste habrán
florecido sólo para ti, y esperan ser recogidas por esas manos a las
que siempre me gustaba aferrarme. No lo dudes, el cariño que te
profeso es más fuerte que el que sienten dos amantes, más
respetuoso que el que se tienen una esposa y su esposo, y aun tan
valioso e importante como el más preciado de los tesoros de la
humanidad. Vamos, date prisa, no te quedes aquí sollozando, porque
mis palabras no querían traer a tus ojos estás lágrimas con las
que estás empañando tus párpados, pues yo lo único que he deseado
es que supieras que no importa a dónde vayas o con quién estés,
siempre estaré pensando en ti, preguntándome en todo momento si
estarás bien; si estás llorando o por el contrario riéndote y lo
más importante para mí, si de verdad serás realmente feliz y
afortunada. Aunque nunca dudaré de ello, pues alguien como tú se
merece ser tan feliz que incluso el hecho de contemplar tu risa logre
hacerme doler hasta el último de mis huesos. Gracias, amiga mía,
por dejarme haber formado parte tu vida, me alegra haberte conocido,
y doy gracias a la misma vida por haberme ofrecido la oportunidad de
poder ser mejor persona gracias a ti. Donde quiera que vayas, y lo
que quiera que hagas, nunca olvides que alguien como yo estará
siempre velando por ti, hasta el final de los mismos tiempos. Adiós
amiga, adiós.
Akasha
Valentine: http:// www.akashavalentine.com
NOTA
LEGAL: Akasha Valentine 2015 ©. La autora es propietaria de esta
obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en
otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que
cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté
citada la fuente y la autoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario