No le digas al mundo que nos amamos en secreto.
Si puedo serte del todo sincera, amor mío, aún me sorprenden los recuerdos de la primera vez
que tu mano y la mía se unieron de forma descuidada delante de esta ventana.
Y aunque es posible que tú no lo recuerdes yo aún soy capaz de rememorar cada palabra de tu boca
y el sonido que emitieron tus labios con cada sílaba que salió del interior de tu garganta.
En aquellos mismos instantes quise llorar, y sabía que podía hacerlo,
pero por alguna extraña razón no lo hice, simplemente me contuve.
La expresión de tu rostro, cuyos ojos se achicaron y cuya sonrisa fue como tocar el cielo,
me hizo evocar a mí también una amplia sonrisa que te dediqué sólo a ti.
Y sin darme cuenta mis manos se separaron del bolso
que en aquellos momentos sostenía entre mis dedos
y busqué sin reparo tu mano en medio de aquella iluminada habitación
y cuando por fin la encontré supe que no quería soltarla por nada del mundo.
Así que, cariño, no le digas al mundo que nos amamos en secreto.
Porque tengo miedo de que el mundo envidie lo que sentimos la una por la otra.
Así que dejemos este amor que nos profesamos entre estas cuatro paredes
para que así nadie nos envidie, para que de esta forma la gente no sepa que nos amamos en secreto.
Akasha Valentine © 2010
NOTA LEGAL: "No le digas al mundo que nos amamos en secreto" de Akasha Valentine 2010 © .La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.
que tu mano y la mía se unieron de forma descuidada delante de esta ventana.
Y aunque es posible que tú no lo recuerdes yo aún soy capaz de rememorar cada palabra de tu boca
y el sonido que emitieron tus labios con cada sílaba que salió del interior de tu garganta.
En aquellos mismos instantes quise llorar, y sabía que podía hacerlo,
pero por alguna extraña razón no lo hice, simplemente me contuve.
La expresión de tu rostro, cuyos ojos se achicaron y cuya sonrisa fue como tocar el cielo,
me hizo evocar a mí también una amplia sonrisa que te dediqué sólo a ti.
Y sin darme cuenta mis manos se separaron del bolso
que en aquellos momentos sostenía entre mis dedos
y busqué sin reparo tu mano en medio de aquella iluminada habitación
y cuando por fin la encontré supe que no quería soltarla por nada del mundo.
Así que, cariño, no le digas al mundo que nos amamos en secreto.
Porque tengo miedo de que el mundo envidie lo que sentimos la una por la otra.
Así que dejemos este amor que nos profesamos entre estas cuatro paredes
para que así nadie nos envidie, para que de esta forma la gente no sepa que nos amamos en secreto.
Akasha Valentine © 2010
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